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El enigma del esfinge
A medio camino entre Ginebra y Annecy se encuentra la pequeña ciudad de Cruseilles. Desde ahí parte una serpenteada carretera de montaña que atraviesa los pinos en dirección al monte Salève. A 1150 metros de altura, en el extremo de un prado inclinado que se transforma en un jardín a la francesa, se erige esta residencia de estilo particular, edificada entre 1907 y 1913.
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El visitante sube por la escalera monumental instalada sobre la pendiente de hierba. La naturaleza se ordena y amansa a medida que se asciende hacia "el castillo". Unos bloques de arbusto tallado enmarcan el último umbral, a los pies del castillo. Dos esfinges enfrentadas, le acogen.
Madame Marcelle Senard, amiga de la fundadora de este castillo, escribe al final de su libro "Le zodiaque, clé de l'ontologie" (El zodíaco, llave de la ontología), editor Roth en Lausana, 1948: "El final del segundo milenario marca un giro decisivo de nuestra historia. Es ahora toda la humanidad la que está confrontada con la ESFINGE antigua de cuerpo de Léon, alas del Águila escorpiónico, busto humano; su voz resuena siempre más potente y más imperiosa exigiendo la solución del 'enigma del hombre'. Según éste sepa ó no encontrar la respuesta correcta... entrará en la vía de su glorioso futuro, ó será devorado."
¡ Uno se estremece ante esta prueba iniciática ! ¿ No le recuerda nada ?
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Fulcanelli inicia su libro con el enigma de la esfinge. Extrañamente, no hace el más mínimo comentario sobre esta placa realizada dieciséis años antes de la publicación de su libro.
Termina su Misterio de las Catedrales con una exposición filosófica sobre el SABER-QUERER-OSAR-CALLAR de Zoroastre, que también encontramos aquí, esculpido en hueco sobre el zócalo de la esfinge.
¡ Hay una inesperada similitud filosófica !
Veamos ahora la respuesta simbólica dada aquí en los Avenières.
Esta residencia de más de treinta salas distribuidas en tres pisos, posee una bien bonita y pequeña capilla, integrada en el cuerpo del edificio en la planta baja, a la derecha del hall de entrada, cuando la veranda del ángulo noreste se comunicaba con éste.
Veremos más adelante las personas que fueron los autores.
Previamente, descubramos esta capilla cuya particularidad es la de estar recubierta, desde los muros hasta el techo, por mosaicos que parecen contener todo lo esencial del mensaje de los Avenières.
La capilla contiene una primera parte destinada a acoger al público. Tres veces más ancha que larga, la coronan dos cruces de ojivas que soportan una bóveda de mosaico azul, constelada de estrellas de oro y de signos del zodíaco inscritos en un círculo. Los muros están cubiertos por las 12 láminas del tarot de Marsella, enteramente hechas en mosaico policromo.
En el eje de la puerta de entrada, más allá de la parte del público, se encuentra una segunda sala, pequeña y rectangular, enteramente cubierta de mosaico de oro. Es el corazón de la capilla, vestido por un altar apoyado contra el muro del fondo. Este recibe la luz de una gran vidriera de ribete azul, que lleva en su centro un círculo rojo recubierto de la sigla M en amarillo oro. A ambos lados del altar, los muros laterales acogen una representación bien singular para una capilla. En el lado derecho, Brahmâ está sentado sobre un lotus, rodeado por una mandorla en arco iris. En el lado izquierdo se encuentra una dehesa egipcia sentada sobre un trono.
Una firma figura sobre la figuración de Brahmâ, revelando el nombre de su autor: "A. Dina 1917" .
Se trata de Assan Dina, nacido en Pamplemousses en la Isla Mauricio, el 12 de abril de 1871, fallecido no lejos de Suez el 24 de junio de 1928, el instigador de los mosaicos. Más adelante volveremos sobre él.
(El huevo es un Universo)
Empujemos la puera de entrada de la capilla, y entremos.
Pinche sobre la foto de abajo para entrar en la capilla.
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